30.11.12

El Indio Solari. O el costo de la premisa

(Hace unos meses, desde la revista Sudestada, me pidieron una columna sobre el Indio. Esto fue lo que les escribí) 


 Palabras más, palabras menos, la historia contada por uno de sus más cercanos colaboradores reza así: el Indio Solari acababa de sacar a fines de 2005 El Tesoro de los inocentes (bingo fuel), su esperadísimo primer disco como solista, y obviamente lo quería presentar a lo grande. Por fuera de Buenos Aires. Y la primera opción que barajó fue el atractivo, bonaerense y—no menos importatante-- moderno Estadio Único de La Plata. Una mix de cualidades que iba perfecto con el entonces todavía reciente giro electro-rock que había experimentado el ex cantante de Los Redondos desde Último Bondi a Finisterre (1998) a esta parte. Pero había un problema: el piso especial con el que se recubría el cesped del campo de juego era propiedad de Pop-Art. Y no había otro en el país. El Indio, cuenta este colaborador cercano, le preguntó a Pop-Art cuánto le salía alquilarlo. Le respondieron una cifra abultada. Bastante abultada. Pero le agregaron algo todavía más preocupante: “Para alquilarlo tenés que contratarnos a nosotros. El servicio completo”. O sea: la logística, el management y la seguridad. O sea: lo que Solari, desde el primer recital de su carrera se había rehusado a hacer; delegar su ejercicio artístico en un tercero. Y no cualquier tercero: Pop-Art. El grupo empresario ligado al entretenimiento musical que había ido adquiriendo una posición dominante en el mercado con ribetes cuasi-monopólicos. Solari, entonces, levantó un teléfono (o un celular) y pidió que le averiguaran cuánto saldría comprar “un piso de esos” a la firma brasileña que los producía. Se lo averiguaron. Salía mucho. Bastante más que alquilarle el piso a Pop-Art. Pero el resultado era la tan mentada autogestión. No depender de un tercero para llevar adelante su ejercicio artístico personal. La premisa ético-estética que había guiado a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota casi desde sus inicios. Y la que el Indio Solari, parecía, estaba decidido a cumplir. La decisión, entonces, fue comprar el cubre-cesped. Los shows transitaron, como se sabe, con la fiesta ricotera acostumbrada. Y el Indio pudo mantener su independencia. A pura billetera. Pero también a pura tozudez. Porque no alcanza con los principios para ser independiente. Hay que tener con qué. O sea, hay que tener capital, pero también --y no menos importante-- hay que tener la suficiente convicción como para utilizar ese dinero en la dirección adecuada. Es decir, hay que estar dispuesto a perder parte de ese capital (o peor: a pasar más de un mal trago) con tal de concretar la independencia que se busca. En pocas palabras: hay que bancarsela. Y bancársela tiene su costo. Las falla humana, por ejemlo. O la tragedia. Ser independiente, el Indio lo conoce bien, no es ningún paraiso. Como alternativa existe, por supuesto, la autogestión artesanal: no siempre es necesario llegar a estos grados de profesionalismo. Pero ése, también, es otro juego: el de hacer lo propio al costado de la vorágine popular y la parafernalia masiva. Y ser masivo y popular, como bien supo entender el Indio, es otra cosa: es estar en el ojo del huracán. Una posición que definitivamente no buscó. Ni premeditó. Pero que una vez que le tocó en gracia, se hizo cargo. Por eso, cuando surgen esas frases algo (o bastante) desafortundadas del Indio relativas sobre lo costoso que le resulta ser independiente, lo fóbico que lo volvió su extrema popularidad y los rasgos cada vez más “burgueses” que parecen moldearlo en su vejez, pienso: "El tipo, a la hora de la verdad, ¿cumple con su premisa ético-estética? ¿se la banca?" La respuesta creo que sigue siendo que sí. Y para mí, con eso, alcanza.

21.11.12

Del exabrupto
peronista ("los piquetes
de la abundancia")
al exabrupto
gorila ("piquetes no:
amenazas y aprietes"),
cuánto hemos caído
mi amor

16.11.12

Me llamaron de un blog de Infobae, dedicado al under, para inaugurar una sección fija sobre los favoritos personales en cada rubro. Y esto fue lo que respondí:

Un solista
Antolín. Porque no es edulcorado y no usa los trucos del cantautor, pero igual terminás tarareándolo a full; canciones suaves y serenas que no aburren ni arrullan. Al revés, interpelan por el lado de lo generacional y lo cotidiano: el pibe que se dio vuelta el Pac-Man o el que manda mensajitos con la sigla TQM. Con Antolo, las tardes de domingo son mejores.

Una banda local
El Perrodiablo. Porque te devuelven la fe en el rock cuando el mundo parece perdido y necesitás una banda una que te despabile, te eche en cara lo que todavía podés ser y no te animás, y te deje exhausto de la emoción. Si decís que el rock murió es porque nunca escuchaste El Perrodiablo.

Una banda de afuera
3Pecados, de Uruguay. Porque Pau es songwriter consumado que no deja de hacer temas ni aunque lo amenacen de muerte. Y porque sus shows son verderos subibajas de la emoción. Tiene algo de Yo La Tengo y mucho de mambo personal, microhistorias urbanas bajo el cielo tornasolado de Montevideo.

Un disco
Le Prièt VAHA-CHOSMOS E-BA CON MAOURIAN!!! Porque el cd doble de PVAACM es la experiencia sensorial más maravillosa conocí en los últimos siglos. Con cada nueva escucha le encuentro un nuevo secreto. Y darle play es como entrar en un loop de guitarrismo, autobiografía beatnik y psicodelia del corazón del cual dan ganas de no bajarse nunca.

Una puesta en escena
107 Faunos o Sr. Tomate. Porque sus shows son pequñas catársis de alegría, ilusiones y amistad. Canciones para cantar a viva voz mientras compartís la birra con un desconocido y sentís eso de ser feliz en un recital.

BONUS: Otras recomendaciones
Fútbol, Viva Elástico, Riphle, Olfa Meocorde, Los Espíritus, Javi Punga, Los Totales, The Hojas Secas, Valentín y los Volcanes, Go-Neko!, Atrás hay truenos, Las Ligas Menores, Bestia Bebé, Reno y los Castores Cósmicos, Hernán Martínez y las Estrellas, The Quindimils, La Ola que quería ser chau, Miro, Reimon Starship, Las Cancheras, Mujercitas Terror, Mapa de Bits, Riel, Shaman, SUB, Los Pus, DF y Os Cogos, Los Reyes del Falsete, Tobogán Andaluz, Los Pakidermos, Las Diferencias, Oli, Zabo, El Festival de los viajes, Cosmo, Excursiones Polares, Error Positivo, Jose Miel, Los Cayos, Valle de Muñecas, Las Bodas Químicas, La Cosa Mostra, Los Animalitos, Acorazado Potemkin, Riki Riki Tave, Compañero Asma, Paoletti, Placer, Rosario Blefari, Gori, Perdedores Pop y obviamente El Mató a un policía Motorizado, además de muchas otras bandas que por temas de espacio no entraron en esta lista.

Gracias Luciana Egido

7.11.12


--Ya no estás de moda. Ya sabemos que no vas a cambiar la historia. Pero acá estoy, con vos, como la otra vez...

--No sabés cuánto te extrañaba, lo solo que me sentía...

--Lo sé, lo sé...

6.11.12

Juan,

Este año nuestro universo cultural quedó muy golpeado, primero Caloi, ahora Favio. El desenlace era esperable, pero en rigor uno preferiría que sus héroes nunca mueran. Nunca entendí bien porque muchos relatos épicos -entre ellos la Biblia- cuentan con un héroe que muere para engrandecer su figura.

Abrazo, Morell

5.11.12

Te descubrí a los 15 cuando mi viejo me llevó a ver Gatica al cine. Gracias por tus pelis, tus canciones y por tu peronismo del corazón



(si habremos pasado noches enteras de borrachera dándole replay a este temazo --y a este video--)